#NoSeasComoCachoVidalín | Su cuota de machista

Extraído de http://americannewssport.com/las-10-grandes-verdades-que-nos-enseno-mafalda/


El día 27 de enero de 2017 El País* publicó un artículo acerca de la nota realizada por el programa Quién es Quién de Diamante FM al Intendente de Durazno, Carmelo Vidalín. Con respecto a la Ley de Cuotas que se está discutiendo entre los distintos partidos políticos y la cual se votará en los próximos meses, nuestro intendente, Vidalín, se mostró en contra. En síntesis, declaró: "Yo estoy en contra de las políticas de género. No estoy de acuerdo en la cuota. Si fuera diputado no la votaría".

Desgraciadamente las palabras de Vidalín no sorprenden, no tanto por venir de su persona, sino porque la sociedad misma se debate entre avanzar por más igualdad de género o retroceder, como si ya hubiéramos alcanzado un estándar excelente. Así lo señalan algunos datos publicados por Búsqueda el 8 de septiembre de 2016, donde en un sondeo realizado por Cifra se obtiene que: el 66% de los Uruguayos considera que debería haber más mujeres legisladoras o ministras, sin embargo, el 49% de los hombres que alcanzaron estudios terciarios consideran que ya no debería haber más. Parece interesante que los datos presentados se realizaron en la órbita de un estudio encargado por ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo se haya ejecutado con el objetivo de conocer el impacto que tuvo en la opinión pública con respecto a la aplicación de la Ley de Cuotas en las elecciones pasadas.

En el artículo de Búsqueda**, Mariana Pomies, analiza los datos y entiende que, en el caso de los hombres que no desean una nueva Ley de Cuotas a futuro, está la idea de que las mujeres tienen que llegar a esos puestos por méritos propios. Si se observa, esta lectura es coherente con las declaraciones que el Intendente de Durazno expresó: "Creo que la presión que ejerce un puñadito de mujeres sobre el todo el sistema que se deja dominar no es bueno. Creo que la mujer que tiene vocación de servicio se gana el lugar por sí misma".

Estas declaraciones son censurables. A nuestro país se le ha llamado la atención desde organismos internacionales para que de esta manera avance con más políticas de género para disminuir la desigualdad.

Es la paradoja de cómo el partido que históricamente ha tenido la democracia en la boca en nuestro país, esté internamente en disputa por algo que debería ser el ABC de su política. Es mas, a quien le interese construir una democracia real en su país, esto no debería de suceder. Los otros partidos políticos también presentan opiniones encontradas entre algunos de sus referentes.

Los problemas de nuestro país, como la desigualdad de género se solucionan con más democracia y para ello se necesitan acciones políticas claras y sólidas.

Incluso, cuando se interroga la idea de que el "sistema se deja dominar por un puñadito de mujeres", asoma desde su interior lo más antidemocrático que podía salir y es cómo maneja y entiende la política Vidalín. Porque si hay “un puñadito de mujeres” que está luchando, al otro lado, quiénes son el sistema, son los hombres. Para Vidalín, el sistema son los hombres, nada más antidemocrático, y no está de más decirlo, machista (por cierto, ¿pueden existir democracia y machismo al mismo tiempo?) que su forma de entender la política. En el fondo lo que Vidalín no quiere es que se le dispute el poder ni los privilegios que se obtienen con ellos.

Es una concepción bastante reducida de quienes tienen derecho a participar en la política. Porque ganarse ellas mismas su lugar se ve dificultado cuando los que disputan esos lugares están en condiciones privilegiadas para hacerlo.

Desgraciadamente, esta idea se vuelve cada vez más fuerte en nuestra sociedad y es expresión de un grado de pobreza enorme para poder leer los problemas que aquejan a los sectores vulnerados de la sociedad e intentar construir soluciones reales que rompan con la desigualdad existente. Acciones guiadas por la concepción meritocrática de la realidad son acciones para mantener el statu quo de nuestra sociedad.

Lo político, como entiende M. Foucault, nos construye en todas nuestras dimensiones. Es el poder mismo realizándonos en todo lo que tenemos de positivo y negativo. Nos produce nuestro andar, decir, sentir y ser. Las instituciones asignan lugares bien concretos y roles definidos a los dominados – las mujeres en este caso- y se han hecho invisibles para ocultar sus mecanismos de dominación, haciendo que lo contingente sea tomado como natural. En nuestro país, las mujeres ocupan el 20% de las bancas del Poder Legislativo ¿Se debe a que las mujeres no se esfuerzan? ¿Son incapaces? O más bien, es el efecto de mecanismos que les han asignado roles y funciones que las excluyen de los puestos de conducción política para seguir reproduciendo la desigualdad. Desconocer el poder (o hacerse el boludo) implica realizar afirmaciones tales como: “cada uno puede ganarse las cosas por sí mismo”. Así mismo, implica perder de vista la potencia transformadora de la política en nuestras condiciones de existencia. Desconocerlo impide construir democracia y construirnos sujetos libres y autónomos.  

Por: Mauro Ferreira 



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