Cuando viejos discursos emergen...
En el reducido tiempo que
me he dedicado a estudiar letras, he utilizado el uso de las comillas
de diversas maneras. Copiosos hablantes de la lengua autóctona le
han proporcionado inmensos sentidos, hasta el punto en que es
realmente evidente cuando estas son empleadas con el propósito de
obtener un sentido distinto del lenguaje normal e incluso indicar con
intención irónica el empleo de determinada palabra. Al encontrarme
con el siguiente título: “Delegación uruguaya "defraudada"
luego de conocer fallo en Roma sobre Plan Cóndor” proveniente del
conocido medio de prensa El Observador,
me causó un extraño estupor o, por el contrario, una sensación
cargada de convencionalidad para con dicho medio.
Tal noticia se debe a la indignante situación ocurrida en Italia, una sentencia que se esperaba con expectativa y ánimo de realizar justicia para familiares y amigos que se vieron violentados por quienes participaron en el Plan Cóndor y cometieron los mayores delitos durante los años de represión, dolor y muerte que sucumbió al Uruguay y a Sudamérica. El fallo que se dictaminó este martes 17 por parte de la justicia Italiana, reveló la impunidad y la -aún- violencia contra los derechos humanos, al solo condenar a Juan Carlos Blanco y absolver a 13 de los imputados involucrados. Entonces, me pregunto, ¿por qué quien se refirió a tal hecho, utilizó tales comillas con un sentido al cual me atrevo denominar “peyorativo”? (nótese la diferencia en la utilización de las anteriores comillas). Sabré disculparme si, su propósito semántico no era tal, sin embargo, tal marca lingüística me ha producido un pensamiento retraído y me ha causado sofoco pensar que, con temáticas como semejante, se interrumpa la seriedad y el respeto que se merece tal hecho, hasta el punto de brindarle un tinte poco sensato. Más aun para quienes todavía, a más de 40 años, luchan por sus familiares y amigos desaparecidos y muertos a causa de esta repulsiva lógica que dominó y constituyó una organización clandestina, la cual promovió las dictaduras de América Latina y hostigó a quienes se oponían a estas, la mayoría de ellos, pertenecientes a movimientos de la izquierda política.
Tal noticia se debe a la indignante situación ocurrida en Italia, una sentencia que se esperaba con expectativa y ánimo de realizar justicia para familiares y amigos que se vieron violentados por quienes participaron en el Plan Cóndor y cometieron los mayores delitos durante los años de represión, dolor y muerte que sucumbió al Uruguay y a Sudamérica. El fallo que se dictaminó este martes 17 por parte de la justicia Italiana, reveló la impunidad y la -aún- violencia contra los derechos humanos, al solo condenar a Juan Carlos Blanco y absolver a 13 de los imputados involucrados. Entonces, me pregunto, ¿por qué quien se refirió a tal hecho, utilizó tales comillas con un sentido al cual me atrevo denominar “peyorativo”? (nótese la diferencia en la utilización de las anteriores comillas). Sabré disculparme si, su propósito semántico no era tal, sin embargo, tal marca lingüística me ha producido un pensamiento retraído y me ha causado sofoco pensar que, con temáticas como semejante, se interrumpa la seriedad y el respeto que se merece tal hecho, hasta el punto de brindarle un tinte poco sensato. Más aun para quienes todavía, a más de 40 años, luchan por sus familiares y amigos desaparecidos y muertos a causa de esta repulsiva lógica que dominó y constituyó una organización clandestina, la cual promovió las dictaduras de América Latina y hostigó a quienes se oponían a estas, la mayoría de ellos, pertenecientes a movimientos de la izquierda política.
La
dedicada técnica de inferir en las palabras utilizadas, me ha
permitido realizar tal opinión, como también me ha permitido
concluir en dicha idea a igual manera que quien optó por referirse
despectivamente, produciendo tal persona -nuevamente- un discurso
decrépito y clarificando una vieja usanza; la que no hace más que
oscurecer la historia y el trayecto que Uruguay ha sufrido.
Produciendo de esta forma dos planos divisorios en la población y la
conciencia social acerca de señalado hecho, marcado e insistido por
quienes luchamos por la verdad y la justicia y exigimos que la
impunidad se acabe.
Si
realmente la opinión pública existente, a partir de tales
declaraciones, pudiese realizar una conjetura de acuerdo al
lineamiento ideológico y político con que se presenta para con tal
eventualidad, que no precisamente concuerde con lo que acabo de
plantear, pero que sí posea una carga de reflexión y crítica en
consecución con determinada sensibilidad; el discurso instalado, ese
que comúnmente acostumbramos a leer en los periódicos
convencionales, podrá ser derribado, y a posteriori, la historia que
durante largo tiempo, nos han pretendido asentar. Sin embargo, si
logro ahondar un poco más, se me ocurre declarar que dichas palabras
utilizadas a modo de introducción al texto, producen una idea de
oposición política actual que, de acuerdo al tema que trata, no
debe ni tiene que poder venir al caso. Hoy, un pensamiento
tradicional que busca asentarse, provoca la vaga y cómoda aceptación
de esto. De todas formas, confirmo la idea y acepto que no existe un
desprendimiento credo de una ideología, que marca y reproduce un
pensamiento proveniente de quienes comprenden que una organización
que buscó la consolidación de un régimen dictatorial, hoy entienda
que este, pueda obtener justificaciones contextuales, sociales y
culturales de derecha (que nuevamente realzan a la izquierda al mismo
punto por el cual se encontraba tiempo atrás) y tenga la potestad de
colocar, por ejemplo, como título de su noticia, un juicio
despreciativo y cargado de indiferencia histórica, pero mucho más
importante: de indiferencia para con las víctimas que fueron
sometidas por el Plan Cóndor.
No
obstante, los invito a leer dicha nota
(http://www.elobservador.com.uy/delegacion-uruguaya-defraudada-luego-conocer-fallo-roma-plan-condor-n1021799)
es un verdadero despliegue discursivo básico y simple, que reduce en
no menos de una carilla la simpleza de un pensamiento fácilmente
instalado. Permitiendo que, una vez más, se dedique poco tiempo, y
el basto, para cumplir con su clara condición de reducido medio de
prensa.
~ Por: Mariana Sosa
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